El precio del aislamiento supera la enfermedad.

España realizó un cierre a nivel nacional, dejando a Igualada que se encuentra a 48 kilómetros al noroeste de Barcelona separada del país haciendo vivir a esa comunidad un encierro dentro de otro encierro.

Tras haber identificado su hospital como un foco de contagio alcanzado casi 20,000 contagiados por covid-19 y 2500 fallecidos, funcionarios decidieron aislar a Igualada junto a otros tres poblados cercanos pero más pequeños, el 12 de marzo cerca de 65.000 personas quedaron atrapadas bajo este dictamen.

Los puntos de acceso son custodiados por fuerzas de seguridad y la entrada y salida del lugar solo es permitida para trabajadores esenciales.

Dejando a personas sin poder ir a trabajar, creando incertidumbre durante semanas y dividiendo familias, los ciudadanos han optado por dejar crecer su sentido del deber ante la resiliencia y el sacrificio, mientras enfermeras y médicos siguen combatiendo el virus.

Las indicaciones del país en cuestión al coronavirus, te permiten salir a comprar alimentos o pasear a tus perros y atender emergencias, mientras que en Igualada las restricciones son más severas.

Alba Vergés consejera de Salud de la Generalitat de Cataluña, reside en Igualada, pero ahora se mantiene alejada de su familia, obligada a dejarlos atrapados ahí, “Jamás pensé que tendríamos que restringir la libertad de movimiento de la población”, continúa. “Pero 10.000 personas salen de Igualada a diario, principalmente hacia Barcelona. Teníamos que evitar que el virus saliera”.

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