Mario Osuna ya olvidó como el PAN dejó a Baja California

El día de hoy, el presidente electo a la dirigencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN),Mario Osuna Jiménez, presentó en una conferencia de prensa, la Agenda Correctiva que seguirá su partido, una vez que tome el cargo de presidente Estatal.

En el evento que cabe mencionar tuvo poca afluencia de medios de comunicación y prensa, Mario Osuna aprovechó para asegurar que la administración del gobernador, Jaime Bonilla Valdez, “fue desastrosa”.

“La ciudadanía exige contrapesos firmes y eficientes es decir, nos demanda, en particular al Partido Acción Nacional, retomar la función esencial de ejercer una oposición responsable, contundente y que actúe con todo sentido de oportunidad buscando en todo momento la mejora de las condiciones de los bajacalifornianos, particularmente en lo tocante a seguridad, empleo, salud y, de manera relevante, promover la instauración del estado de derecho en cuyo quebrantamiento no ha cesado el gobernador saliente Jaime Bonilla Valdez”, aseguró Mario Osuna.

                      

Dichas declaraciones resultan un poco irónicas, pues el partido blanquiazul al cual está representando Osuna, mantuvo al estado de Baja California hundido por más de tres décadas. Su decadencia se debió solamente a que el PAN traicionó la confianza de todos los bajacalifornianos que creyeron realmente en las palabras de los aquellos mandatarios que aseguraron que todo estaría mejor con ellos.

Ahora el PAN no tiene vergüenza, ni tampoco memoria. Ya se les olvidó todas las investigaciones que siguen en curso en contra del ex gobernador, Francisco Vega de la Madrid y quien dejó al estado una deuda millonaria, un aumento en la violencia y sin resolver el tema de la escasez de agua.

Manifestaciones en las calles reflejaban el hartazgo de la ciudadanía. Se cansaron de que se les viera la cara y buscaron la manera de ser escuchados, pero el PAN no los escuchó.

Este partido jamás volverá a ser lo que fue hace casi 30 años, la lealtad de las personas no se compran ni se tampoco se corrompen, y eso quedó muy claro en las pasadas elecciones cuando el PAN no pudo contra Morena.

Por María Arreola

   

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