Caretas y artefactos médicos improvisados pueden significar un riesgo de contagio

La publicación de notas informativas que refieren que en muchos países, incluido México, se toman medidas emergentes para cumplir con la demanda de dispositivos médicos como máscaras, caretas y respiradores fue un foco rojo para Misael Ortiz de la O, estudiante del Posgrado en Diseño Industrial de la UNAM.
Para el integrante del Laboratorio de Manufactura Digital de la Facultad de Arquitectura, la intención de apoyar a instituciones de salud pública a partir de donaciones y/o venta de artículos que ofrecen cierta protección ante el coronavirus, utilizando máquinas de manufactura aditiva (impresión 3D), puede no ser la solución. “Es de suma importancia advertir a la población en general que la mayoría de estos artículos no protegen completamente a las personas si no se fabrican de manera adecuada, al contrario, podrían representar otro problema para la salud pública”, afirmó.
Misael Ortiz tiene experiencia trabajando con esta técnica en la regeneración de huesos, utiliza los mismos materiales que se están usando para fabricar los artefactos médicos y explica que por su nano estructura éste reproduce todo lo que se ponga ahí. “Si este material es capaz de absorber humedad y el virus se transmite por microgotas, además de que no están llevando a cabo el procedimiento en ambientes estériles, esto representa un grave riesgo”.
Refirió que si alguna persona esta contagiada sin saberlo y alguna microgota cae en el material, el virus puede proliferar dentro del mismo y no solo Covid-19, también las bacterias. “Si van a estar en ambientes hostiles como un hospital es muy fácil que se puedan contaminar y proliferar los virus”.
Ortiz de la O consultó el estudio reciente Aerosol and Surface Stability of SARS-CoV-2 as Compared with SARS-CoV-1de la revista “The New England Jounal of Medicine”, la cual  reporta la evaluación de cinco condiciones ambientales (aerosol, cobre, plástico, cartón y acero inoxidable). Los resultados indican que el virus puede permanecer activo durante tres horas en aerosol, mientras que en cobre, plástico, cartón y acero inoxidable puede permanecer activo un tiempo mayor a 72 horas. “El material de los productos desarrollados en manufactura aditiva casera, generalmente, es plástico. De tal forma que si el virus se aloja en la pieza manufacturada estará presente por más tiempo”, afirmó.
En ese contexto, recomienda que si se trabaja con esta técnica sea alguien que la conozca a detalle, así como los materiales y técnicas de esterilización. “No todo el mundo lo sabe, la impresión 3D la manejan por hobbie y se vuelve un peligro, cuando notaron que podían vender estas caretas a un precio alto, otros más las donan, pero sin tomar estas consideraciones”.
Resaltó que la mayoría de las impresoras 3D de bajo costo son abiertas y permiten la entrada y salida de aire y fluidos. Por otro lado, afirmó que sí existe material de impresión de uso médico pero su costo es diez veces mayor.
Por otro lado, las formas de esterilización de los productos es otro aspecto a tomar en cuenta, ya que no se sabe cómo interactúan estos productos con procesos químicos, los pacientes u otros dispositivos médicos,  lo que es un cúmulo de riesgos. “El material que se utiliza es biodegradable lo que aumenta la porosidad del material, lo que es viable para que se reproduzcan más bacterias y virus”.
Las intenciones son buenas pero lo mejor es buscar grupos interdisciplinarios, que ya existen, para buscar otras alternativas más económicas. “La impresión 3D es lenta, es costosa y poco productiva. El tener una impresora en casa sólo genera la falsa idea de que todo es rápido y se puede imprimir en el momento y regalarlo. Aunque sólo sea una careta ahora es un tema de salud pública y hay que evitar cualquier riesgo de contagio”, finalizó.

 

 

 

Información de UNAM GLOBAL

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