El Papa Francisco aceptó la renuncia del obispo Marcelino Hernández Rodríguez a la diócesis de Colima, misma que fue presentada el pasado mes de mayo tras cumplir 75 años de edad, informó la nunciatura apostólica a través de la Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Al mismo tiempo, el Papa designó al cardenal Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, como administrador apostólico de la Diócesis de Colima hasta el nombramiento del nuevo obispo.
Se trata del caso del sacerdote Carlos López Valdés, preso por abusar sexualmente entre 1994 y 1999 de un acólito menor edad en la parroquia de San Agustín de las Cuevas, perteneciente a la Arquidiócesis Primada de México.
De acuerdo con lo publicado por Proceso en su momento, durante ese tiempo Guerrero y Hernández eran obispos auxiliares de la Arquidiócesis de México y tuvieron conocimiento de esos abusos cometidos por el pederasta subalterno. No obstante, en vez de denunciarlo ante las autoridades judiciales, acordaron darle tratamiento psicológico en una casa de retiro para sacerdotes.
En 2007, la víctima finalmente denunció al sacerdote ante la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) y ese mismo año la Arquidiócesis de México le abrió un juicio eclesiástico, lo encontró culpable de pederastia y lo suspendió del ejercicio sacerdotal. Finalmente, en agosto de 2016 fue detenido por las autoridades civiles bajo el cargo de violación.