Raúl, un joven de 18 años residente de España, denuncio a principios del mes a su madre y padrastro por agresiones físicas y verbales. “Como pongas una denuncia, estás muerto. Odio a los maricones”, siendo esta una de las advertencias más concurrentes del novio de su madre.
Recibió una llamada del Ayuntamiento de la localidad para presentar unos papeles, por lo que una vez se aseguró que sus tíos no estaban, decidió salir. Pero no era así, y sus tíos estaban esperándolo. Le preguntaron si iba a retirar la denuncia contra su madre. “Al decirles que no, empezaron a darme puñetazos en la cara y empecé a sangrar”. Después, lo tiraron al suelo.
“Si no retiras la denuncia vamos a quemar la casa de tu abuela con vosotros dentro y saldrás en una caja de pino”, le dijeron.
El abogado de Raúl, José Manuel Hernández Benavente, insistió en que la prioridad es que el juez dicte una orden de alejamiento para proteger a su cliente. El abogado reiteró que el asunto ha de contar con el agravante de delito de odio, al elegir a la víctima por su orientación sexual. Aunque el chico vive desde hace tiempo con su abuela, su madre y su padrastro residen muy cerca y los ve constantemente.