Thrill Kill, el juego más violento de la historia que fue cancelado antes de su publicación

 

En 1998 fueron lanzados videojuegos como The Legend of Zelda: Ocarina of Time, Metal Gear Solid, Half Life, Starcraft, Baldur's Gate.

La imaginación y creatividad de los desarrolladores estaba completamente desatada. Incluso en ese alucinante contexto, Thrill Kill estaba llamado a hacer mucho ruido, a no pasar desapercibido, sin embargo jamás fue publicado.

Thrill Kill prometía experimentar el terror y la visceralidad en los videojuegos, la propuesta de violencia era tanta que temían publicarlo.

Paradox Development, la empresa desarrolladora, contaba con que la polémica generaría interés en el juego, sin embargo, les prohibieron la publicación del mismo.

Si Thrill Kill hubiese sido producido cinco o diez años antes estuviésemos hablando de una de tantas leyendas de los videojuegos.

Aunque probablemente acabó olvidado en un disco duro.

Cuando Thrill Kill fue cancelado, lanzaron una versión gratuita en internet, para quien, en ese entonces, tuviera acceso a internet pudiera disfrutar del juego que nunca llegaría a las consolas de la PlayStation original.

En lo jugable, Thrill Kill daba continuidad a la nueva estela de juegos de lucha en entornos tridimensionales abanderada por SEGA y Namco con dos matices que lo hacían único.

Por un lado, se trataría del primer juego de lucha 3D orientado a los combates a cuatro jugadores simultáneos.

El juego se distinguía por:

En lugar de agotar la barra de salud de los enemigos, los ataques llenan un medidor de matanza, el cual da acceso a un remate fatal que eliminará instantáneamente a cualquiera que le interponga en el camino.

Lógicamente, y como todo juego de lucha, el auténtico peso de la propuesta de Paradox reposaba en su selección de luchadores.

Diez almas malditas con un trasfondo muy elaborado, aunque un repertorio de ataques y una movilidad realmente decepcionantes.

En el juego se presentaban personajes como Asesinos, psicópatas, caníbales y alquiler personaje que mantuviera una personalidad homicida.

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