Traficantes de personas reclutan a menores de edad para cruzar migrantes hacia Estados Unidos.
Menores de edad son reclutados por traficantes de personas para ser los guías de los migrantes que desean cruzar la frontera hacia el desierto de Arizona desde Altar y Sásabe en Sonora. A los jovencitos se les conoce como “polleritos”.
Grupos humanitarios aseguran que son jóvenes de entre 12 y 17 años de edad y si son detenidos por la Patrulla Fronteriza, son regresados a México sin ser procesados como traficantes de migrantes.
Son reclutados por grupos criminales y los convierten en halcones del desierto. Su labor es vigilar la Patrulla Fronteriza del lado estadounidense y esperar el momento adecuado para comenzar el recorrido a pie de hasta 70 kilómetros o menos si logran llegar a un punto de encuentro con los traficantes para subir a los migrantes a vehículos.
Gail Kocourek, integrante del Grupo Humanitario Samaritanos de Tucson, explicó que por años han observado el uso de menores de edad para el cruce de migrantes; sin embargo, a partir del año 2019 tras la implementación de medidas restrictivas como el programa "Quédate en México" y el Título 42 desde el inicio de la pandemia, los flujos irregulares han crecido y con ello el negocio de los traficantes que han reclutado a más niños de entre 12 y 17 años para sus actividades ilícitas.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Gobierno (SEGOB), un pollero cobra cerca de 4 mil 500 dólares por cruzar a un migrante. Un negocio multimillonario para los traficantes que se dan el lujo de emplear a los jovencitos para reducir el riesgo de ser detenidos.
El Colegio de la Frontera Norte realizó un estudio en 2016 y se reconoció el fenómeno de participación de menores de edad como parte de la cadena de tráfico de migrantes a cambio de un pago y se les definió como "menores de circuito".
Asimismo, un análisis académico realizado en abril de este año por Karla Lorena Rubio, Nelly Trejo y Alberto Mora, de la Universidad de Tamaulipas, destacaron que los “menores de circuito” o también conocidos como “polleritos”, son “víctimas pasivas de la delincuencia organizada o de familias disfuncionales, o bien, participantes voluntarios en un mercado ilícito que les permite obtener una ganancia económica”.